viernes, 4 de diciembre de 2009

DICIEMBRE

Arriba, a mi derecha,
oculto en un resquicio
de las vigas del techo,
canta al filtrarse el aire.

Abajo, hacia mi izquierda,
sobre el polvo quemado,
una gota repica
sin plazos el instante.

En medio mi garganta,
ya casi melodía,
ya por nadita ritmo
se madura callando.

lunes, 19 de enero de 2009

ENERO


No ha mancillado el mundo
flor menos natural
que la flor del hallazgo.
Los cauces marchan solos y es la mano,
su violento artificio, quien inventa
encrucijadas, desembocaduras:
compartidas mareas
para urdir unidad y equidistancia
la corriente dispersa.
Por sí mismas, las órbitas
desdicen el encuentro,
lo reducen a azar. Y perdurarnos,
perdurar junto al otro, se resigna
mero matiz apenas
en la norma brutal del accidente.
Nunca contravenimos
con mayor osadía
los designios de dios o de su ausencia
que al estrechar abrazo
con el puñal o el beso entre los dientes
dos o más soledades.
Es de ahí que nos viene,
unas veces punzante y otras tenue,
apenas como un eco,
aquella tentación
de dejar que las cosas
obedezcan con plena mansedumbre
su curso, sin enmiendas.
Y por eso delante
de una ruina de escombro y chamusquina
—la piel franco rescoldo todavía—
solemos dedicarle algún suspiro
a la apartada, intacta,
casita en el paisaje de la víspera.